jueves, 25 de agosto de 2011

Paz, entre las verdes y las maduras

El anhelo de paz en Colombia nos volvió a rondar. Ante una chispa saltan las manos levantadas, dispuestas. Los medios de comunicación se atreven a especular con hipotéticos escenarios. Parece que hay tanteos secretos. Juan Manuel Santos tiene la mano tendida aunque inflexible y Alfonso Cano adoba el discurso para decir quién sabe, mientras incrementa las acciones ofensivas de la guerrilla. El optimismo no rebasa el pesimismo inveterado de los colombianos. Pero hay unas interesantes circunstancias en los alrededores.

Medófilo Medina es un veterano historiador y ex dirigente comunista. Hace varios días envió una emotiva y sustentada carta al comandante de las Farc, para convencerlo de que llegó la hora de hacer el alto en el camino. Hacía mucho tiempo que no se hacía una digresión más sólida sobre el fracaso de la vía armada para producir cambios sustanciales en el país. Medófilo demuestra cómo a pesar de existir razones enraizadas en las estructuras sociales y económicas de Colombia para explicar el surgimiento de la guerrilla, cinco décadas atrás, la realidad posterior a la Constituyente del 91 hizo que la lucha armada fuera un exabrupto. El poder no nace del fusil, sino del respaldo popular en las urnas. Alfonso Cano no ha respondido aún la convincente carta de su ex compañero de pupitre.

Otra misiva, simultánea, fue enviada a la comandancia del ELN por parte de Francisco Galán. Abrazado a la causa de la paz, no lo mueve nadie. Hace cuatro años abandonó la organización, convencido de que era imposible militar en una estructura guerrillera después de perder la fe en la lucha armada. “En estos días los medios de comunicación dieron a conocer unas fotos de Uds. los miembros del Comando Central, me conmovieron, los vi viejos, llenos de musgo, ausentes y muy distantes de esta patria. Y me repetí varias veces: no es posible continuar esta larga lucha sin posibilidad de victoria hasta la tumba. Hay que hacer algo, no es justo perder todo del todo, algo se ha de recuperar. Y pensé mucho en cómo decirles que la Paz solo les exige tomar una decisión colectiva: abandonar la guerra y esta ha de ser una decisión unilateral”. Lo dice un excombatiente después de vivir 35 años de su existencia, aferrado a su ideal en la manigua.

El Padre Francisco de Roux, representante y provincial de los jesuitas en Colombia, lanzó otro manifiesto importante, con ocasión del Encuentro nacional de comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas por la tierra y la paz de Colombia, realizado en Barrancabermeja del 12 al 14 de agosto de 2011. Allí se conoció el mensaje de Alfonso Cano donde habla de dialogo pero sin hacerle ninguna concesión al sueño de la paz. El Jesuita fue duro con los violentos "La sociedad civil que estaba allí tiene una capacidad y una fuerza de autoridad moral frente a los actores armados. Fue interesante oír al representante del Consejo Regional Indígena del Cauca con un discurso durísimo contra la guerrilla. Exigen que los guerrilleros se vistan de camuflado para poderlos identificar. Este tipo de cosas son muy importantes. La paz no solamente pasa por una conversación entre el Gobierno y la guerrilla, debe haber cambios en la sociedad civil."

El Encuentro campesino de Barranca es la mejor muestra de la enorme distancia que nos separa de la paz. Las conclusiones son prodigas en criticar la postura del gobierno de Santos, pero laxas totalmente frente a la guerrilla, que aparece como víctima. Los simpatizantes de las Farc allí presentes les metieron un gol al resto de asistentes, incluido el Padre De Roux. Fue un evento perdido.