Alonso Salazar, alcalde Medellín, y Bernardo Alejandro Guerra, concejal, están muy equivocados. Que algunos funcionarios del Instituto Tecnológico Metropolitano –ITM, entidad pública con más de 23.000 estudiantes de estratos pobres de Medellín- gusten de fotos y videos de hombres y mujeres empelota o haciendo el amor, utilizando los computadores de la institución, no es motivo para colocar en la picota pública una entidad de gran rentabilidad social en Medellín. Lo mismo se encontrará si buscan en muchos computadores de la Alcaldía o del concejo de la ciudad. Es una práctica muy común en oficinas, café internet o habitaciones personales. Si unos servidores sacan tiempo de su trabajo para actividades distintas al mismo, en la soledad de su cubículo, pueden incurrir en faltas disciplinarias contra el reglamento laboral, pero no más. La responsabilidad es más de la empresa si no controla o filtra la información a la que pueden acceder sus empleados.
La pornografía se convierte en un delito cuando involucra menores de edad. De resto, es un asunto referido al libre desarrollo de la personalidad, la libertad individual de expresión, el gusto de las personas y su fuero interno. El cine, la televisión, la publicidad, revistas como Soho y Playboy, se alimentan de ese tipo de masiva demanda humana. Sin esperar el resultado de la investigación de una entidad de control pertinente, desde la alcaldía y el concejo municipal, se lanzaron temerarias acusaciones que van a terminar como bombas de humo al calor de la discusión por la elección de un nuevo rector para el Instituto. Dos días antes de que el Consejo Directivo decidiera entre dos aspirantes, se ventiló con algún picante un asunto que era conocido desde el 2008, sin que nadie dijera nada.
Veamos. No es cierto que el ITM tenga un Club lúdico dedicado a la pornografía, la prostitución o la promoción de prepagos. El Club existe, pero externo a la entidad. Algunos adultos vinculados al ITM son miembros suyos, como otros de afuera. ¿Qué problema hay que unos sean viejos verdes o que algunas mujeres disfruten las fotos de hombres desnudos? El correo electrónico del Club es ajeno al ITM (clubludico@yahoo.com). En el servidor del Instituto no se encontró una sola cuenta dedicada a las a actividades del Club de adultos. El concejal mostró por la TV, como su prueba de la existencia de una red de prepagos, una tarjeta calendario con una muchacha en minifalda –sin vínculos con el ITM-, totalmente insinuante, con el logo del ITM y el siguiente texto: “QUE NO TE GANE EL DESEO ¡100% RESPONSABLE! Esta tarjeta calendario desarrolla uno de los seis temas de una campaña pedagógica de prevención contra la prostitución, la mariguana, el alcohol, y por la sexualidad responsable. La campaña se llama “100% RESPONSABLE”. El concejal omitió este simple detalle, para presentar su juicio fuera de contexto. Manipulación.
La Personería de Medellín negó la existencia de cualquier tipo de red de prostitución o de prepagos. Lo mismo han asegurado ex funcionarios, como Sergio Osorio Gómez, nada cercanos a la actual administración del Instituto. La Personería si encontró la existencia de los correos con contenido pornográfico en los computadores oficiales. Puede dar lugar a una acusación de falta disciplinaria. La Personería considera que es una falta grave; puede ser, ojalá no sea para complacer la galería ávida de señalamientos, en una sociedad timorata que se escandaliza ante la posibilidad de que las mujeres tengan su propia clínica oficial.
He percibido el dolor que aqueja a la comunidad educativa del ITM. Particularmente a la población femenina -9.401 personas- a quienes por Facebook, Twitter, en la calle o en el seno de sus familias, son víctimas de comentarios de mal gusto, porque, luego de la denuncia de la existencia de una supuesta red de prostitución o de prepagos, todas quedaron con ese injusto INRI en la frente.