miércoles, 25 de mayo de 2011

La fuerza del consenso liberal

El proceso liberal para escoger candidato único a la Alcaldía de Medellín, fue ejemplarizante para el país. Mientras otros partidos políticos se dan contra la pared presos de incoherencias e interferencias, la colectividad roja se abre paso. Las urnas, el 30 de octubre, pasarán su cuenta de cobro y reconocimiento.

Rafael Pardo ha resultado ser un importante conductor político. De sus manos, el liberalismo pasó de sufrir una fuerte paliza en las elecciones presidenciales, a convertirse en el partido de las ideas y motor de la Unidad Nacional. El escenario no puede ser el mejor. Se desbordaron las solicitudes de avales para gobernantes y corporaciones de elección popular, hasta reventar las redes virtuales de la Dirección en Bogotá. En Medellín, a diferencia de hace cuatro años, la lista a Concejo municipal está saturada de aspirantes, lo mismo que a las Juntas Administradoras Locales. Se siente la fuerza.

De los grandes partidos, el liberal es el único que ya definió su candidato. Por consenso, que es significativo. Bernardo Alejandro Guerra, luego de siete meses de lanzar su nombre como precandidato, proclamó el nombre de Aníbal Gaviria Correa luego de construir mancomunadamente una Agenda Publica con 12 temas programáticos, soporte del acuerdo que destrabó la asignación del aval por parte del PL. Coincidencias en las grandes propuestas y reconocimiento de la necesaria renovación generacional en la política local y regional, fueron argumentos suficientes para que el Concejal despejara el camino a la alcaldía de Medellín para el ex gobernador de Antioquia. Bernardo Alejandro Guerra, demostró sensatez y desprendimiento personal y político, virtudes que escasean en otras colectividades hoy presas de incoherencias desgastadoras.

El camino recorrido para llegar hasta la entrega del aval liberal a Aníbal Gaviria, no fue exento de tensiones. Como la provocada por la inscripción intempestiva y condicionada de Luis Perez, a sabiendas de la reacción adversa de la Dirección nacional Liberal. Primero había que definir la calidad de miembro del Partido Liberal para decidir si era aceptada o no la inscripción del ex alcalde y luego la viabilidad o no de la consulta. Se rechazó la inscripción, estatutos en mano por considerar que la vinculación de Perez a otra campaña presidencial mientras el liberalismo tenía la propia, era prueba suficiente de la perdida de militancia partidista. Se castigó el trasfuguismo y la doble militancia acorde con la normatividad vigente, legal y estatutaria. Y muy flaco servicio le hicieron a Luis Perez los tres senadores del Partido Conservador, al anunciarle su respaldo en la posible consulta liberal. Se tiraron en la misma.

La demostración de que el consenso es el mejor mecanismo para dirimir diferencias, sin dejar tirados en el camino ni heridas, es la mejor prueba de que la convocatoria para construir una gran alianza, sin exclusiones ni sectarismos, para honrar la vida y la equidad en la ciudad, queda muy bien en las manos de Aníbal Gaviria Correa. El consenso es racional y lógico. Porque la decisión la toman los interesados, afectados o beneficiados. No valen las trapisondas, ni las audacias desesperadas. Solo la capacidad del argumento y las realidades políticas. Veremos qué va a pasar después de este domingo con la consulta conservadora para escoger candidato a la gobernación de Antioquia, después de tantos entredichos. Si las encuestas no han sido saludables para los aspirantes conservadores, la consulta los dejará de cama.