miércoles, 4 de mayo de 2011

La campaña en el partidor

Saludable, la postura del ex candidato al Senado por el Partido Conservador, Carlos Mario Montoya. Es el único dirigente azul antioqueño, que en público llama la atención sobre lo que ocurre actualmente en su partido alrededor de las candidaturas a la gobernación de Antioquia. Ha denunciado el trasfuguismo de quienes aterrizan en la colectividad y cambian de filiación como cambian de camiseta, la disputa agria entre maquinarias políticas y la pretensión de una de ellas, la que se acolita desde el piso 12 de la gobernación, de asumir la bandera de la continuidad a sabiendas de las graves denuncias de corrupción que contribuyen cada ocho días a evacuar dos páginas completas del dominical de El Colombiano. La de este domingo último fue brutal.

Ya desapareció el sambenito, como respuesta oficial, de que las serias sindicaciones formuladas desde hace mucho rato por el Senador Eugenio Prieto y el ex congresista Ramón Elejalde, eran obra de los “viudos del poder”. Hoy recurren como un ariete a la Contraloría de Antioquia para golpear, prevaricando, a los quejosos. Pero algunos funcionarios departamentales terminarán, tarde o temprano, respondiendo no ante los micrófonos sino en los estrados de la justicia.

El médico Carlos Mario Montoya, ligado a un sector muy importante del conservatismo paisa, ha vaticinado que de persistir la insensatez como hasta ahora, Sergio Fajardo les dará sopa y seco el 30 de octubre próximo. La respuesta es la sordera. En el Partido de la U tampoco escampa. Las rivalidades entre los congresistas dejan ver al valioso líder, Carlos Mario Estrada, como un gladiador solitario en su lucha por la gobernación. Como a los conservadores, a los candidatos de la U, les ha hecho mucho daño la dependencia del guiño mediático del ex presidente Uribe Velez. Cambio Radical parece estar al garete; es muy conocida la brecha existente entre la dirigencia nacional y la dirigencia regional. Un miembro valioso de CR como Omar Flórez Vélez no encuentra el suficiente eco en su partido, para emular en la candidatura por la Alcaldía de Medellín, por el abierto desapego partidista de algunos dirigentes.

Por fortuna, en el Partido Liberal, se respira otro aire. Luego de tensiones y presagios oscuros, el pasado día viernes la Dirección Departamental Liberal, presidida con finura por Eugenio prieto y Néstor Hincapié, acogió unánimemente el acuerdo suscrito horas antes entre la bancada liberal y la Dirección Nacional, que permitirá tener candidatos de unidad –aunque en algunos casos puede ser aparente- en 96 municipios de Antioquia, incluido Medellín, donde se descartó por inconveniente la consulta popular; la cual, de haberse realizado, le hubiera permitido a los tres senadores conservadores de Antioquia, interferir para decidir el nombre del candidato liberal, por cuanto con anticipación habían cantado sus afectos por quien se inscribió como liberal condicionando la consulta. Tal inscripción también fue rechazada. Esa operación de salubridad política no se ha visto en ningún otro partido. Buen augurio, así no todo sea color de rosa.

La política de alianzas será la prueba de fuego para los partidos en contienda. Saldrá adelante quien mejor intérprete las circunstancias locales y departamentales, a la luz de criterios de conveniencia del territorio en general y de las candidaturas en particular. El fracaso acompañará a quienes actúen con sectarismo, estrechez de miras y carencia de criterio para forjar solidas identidades. Los odios y las prevenciones son malos consejeros. Los electores castigan.