Jorge Mejia Martinez
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Jorge Bernal Medina murió el 22 de agosto, 4 días antes del lanzamiento del libro “La exclusión social y la desigualdad en Medellín” del cual fue coautor. El título lo dice todo. Ese tema fue el permanente dolor de cabeza de quien desde la Corporación Región hizo de la lucha contra la pobreza y la inequidad, una obsesión de vida. Realizó y estimuló investigaciones y arriesgó propuestas concretas, con objetivos, metas y cifras. Era un hombre aterrizado y propositivo; había que escucharlo.
A Medellín vienen turistas y expertos a disfrutar los avances arquitectónicos de los parques bibliotecas, el Metro, los metrocables y las fiestas y eventos de varios días. La fama va más allá de las fronteras. No hay duda: la cara de Medellín es hermosa. Pero con sonrisas no podemos ocultar que la pobreza y la miseria siguen imbatibles. Las dos comunas por las que se descuelga el metrocable, la uno y la trece, son las más violentas y díscolas de la ciudad. También donde hay más exclusión social. Frente a ese, que es el más grave problema que nos rodea, sólo sabemos formular inciertas soluciones de mediano y largo plazo. Jorge Bernal –Región- se atrevió a formular una propuesta de corto plazo entregada, finalizando 2006, a la administración municipal para su consideración. No hubo respuesta. Tampoco en la Administración siguiente. ¿En qué consistía la iniciativa?
Con dedicación de relojero, la Corporación Región, con la coordinación del investigador José Fernando Gutiérrez, formuló el estudio “Costos estimados de la Canasta Básica de Derechos para una Generación Incluida”, cuyo propósito sería realizar un pacto social para que la generación de menores de 17 años de edad, rompiera la trampa de la pobreza a través de una canasta básica de derechos que comprendía: educación, erradicación del trabajo infantil, nutrición y aseguramiento en salud. Se calculó que Medellín contaba con 688.651 niños menores de 17 años, de los cuales 402.861 (58.5%) eran pobres y 67.488 (9.8%) indigentes. Sin asistencia escolar: 33.475; con desnutrición total: 67.488 y sin ninguna protección: 26.320. Menores de 12 años que trabajaban en la calle: 75.749 y niños que trabajan sin protección: 29.542. Porcentaje entre 0 y 13 años sin cobertura en salud: 39% y entre 14 y 17 años: 47%.
Costos por derecho al mes en millones: Educación $2,365 y Nutrición $740. Para la erradicación del trabajo infantil la estrategia era subsidiar a las familias en un monto igual a la brecha de indigencia ($28,120), estimando 2 menores trabajadores por familia para un total de $56,240. Número de familias beneficiarias: 14,771, para un total de $831 millones; en salud el valor del aseguramiento era de $5,302 millones. Total mes: $9,238 millones.
Partiendo del principio de gradualidad se construyó un escenario para el período 2007-2015. Para la cobertura se estableció una progresión de los programas iniciando con el 20% de la población beneficiaria en el año 2007 y finalizando con el 100% en el año 2015. El costo total de la canasta básica de derechos para los cuatro programas en dicho período era de $493 mil millones. Para el primer año (2007): $21 mil millones. Al final del período (2015) el costo anual se estimaba en $82 mil millones. El índice de pobreza de la población de 0 a 17 años, sin planes adicionales, pasaría de 54,5% en 2007 al 38,5% en 2015, pero al garantizar la Canasta Básica de Derechos, con la gradualidad establecida, el índice sería de 43,6% en 2007 a cerca del 0.0% en 2015.
Con las transferencias de EPM al municipio (más de $300.000 millones año), en muy poco tiempo, la pobreza extrema en la población de menor edad podría desaparecer. Un milagro que valía la pena intentar. Ese legado de jorge Bernal Medina posiblemente habría mitigado los dolores de cabeza de hoy.
PD: dudo de la autonomía y objetividad de los noticieros de RCN con su nuevo Director, respecto a los escándalos originados en el gobierno anterior.